CUANDO LOS VENENOS SE RELACIONAN CON LOS FAMOSOS.

Publicado en el Boletín de la Asociación Toxicológica Argentina.
(Adherida a la IUTOX). Año 19, Nº 69/70. Sept/Dic. 2005. p 19 – 20.

Vincent Van Gogh. 1888. Oleo. Halos amarillentos compatibles con xantopsias producidas por probable intoxicación digitálica.

Tal como conocemos por la profesión, las sustancias químicas peligrosas se las puede encontrar en todas las latitudes, todos los tiempos y hasta en todas las circunstancias.

Y de esto, ni los personajes famosos de la historia se encuentran exentos. Muchas veces, la ciencia viene a certificar estos encuentros aunque haya pasado mucho tiempo, cuando ya no se encuentra ni el veneno ni la víctima. Solo queda la experiencia del análisis retrospectivo.

Hoy tomaremos dos ejemplos: Napoleón Bonaparte y Vincent van Gogh.

Una vez preso en la isla de Santa Elena luego de su derrota en Waterloo, Napoleón Bonaparte acusó en reiteradas oportunidades a los ingleses de envenenamiento deliberado perpetrado a través de los médicos británicos que lo asistían.

No fue sino hasta 1961, en que se halló una concentración elevada de arsénico en los cabellos del cadáver del francés; lo que pasó a dar a esta denuncia una consistencia y credibilidad que reafirmaban las sospechas acerca del modus operandi de los ingleses.

Este arsénico en cabellos venía a sustentar la declaración de Tristan de Montholon (1783-1852), que reconoció haber puesto arsénico en el vino de Napoleón desde 1817 hasta 1821.

Sin embargo, Napoleón falleció de cáncer de estómago, con una úlcera perforada.

La necropsia no solamente fue debidamente detallada en sus hallazgos, sino que la víctima arrastraba una profusa historia familiar de casos de cáncer de estómago. Su padre y una hermana fallecieron a causa de él, y se sospecha que también lo padecieron su abuelo, y un hermano. Los antecedentes familiares, en este caso son de suma importancia e imponen replantear la hipótesis del homicidio.

Por otro lado, entre Julio de 1818 y Septiembre de 1819 fecha en que comienza con los síntomas de su enfermedad, Napoleón fue visto por el médico solamente en cinco oportunidades. Este fue el Dr. John Stokoe. Posteriormente fue atendido por Francesco Antommarchi,  medico italiano. Y cinco semanas antes de morir fue asistido por Archibald Arnott.

Y aquí entramos en el plano de las conjeturas. Posiblemente el arsénico encontrado no fuera el proveniente de un intento de homicidio lento y premeditado sino el producto de la medicación recibida.

El arsénico se utilizaba por aquella época para la epilepsia y la dermatitis, y en combinación con el mercurio, en la Solución de Donovan para el tratamiento de la sífilis.

Sin embargo, los licores arsenicales eran administrados frente a la pérdida del apetito, uno de los síntomas principales del cáncer de estómago, lo que podría justificar la indicación médica y la acumulación orgánica de este elemento.

Resta saber solamente por qué y para qué Napoleón ingirió arsénico.

Y aunque como se ve, las causas de la presencia de arsénico en el cuerpo del Gran Corso pueden haber sido muy variadas y con distintas finalidades, nos quedan las palabras de la víctima, quien poco antes de morir, escribió en su testamento "Estoy muriendo antes de mi hora, asesinado por la oligarquía británica y su asesino a sueldo" (por el general sir Hudson Lowe, gobernador de la isla).

 

El otro personaje que traemos es el pintor post impresionista Vincent van Gogh, quien mostró en su trabajo desarrollado desde 1886 hasta su muerte en 1890, una tendencia marcada hacia el amarillo, emblema que el arte y la historia lo caracterizaron como su sello personal.

Persona poco común; la automutilación, la depresión, la insania y el suicidio fueron parte de su historia médica y de su tortuosa vida.

Varias teorías explicaron por mucho tiempo que más allá del aspecto artístico, su tendencia al amarillo se debía  a varias causas, como ser la injuria solar, el glaucoma o las cataratas.

Hoy se tienen suficientes pruebas que documentan su dependencia al alcohol, especialmente a la absintia o ajenjo, bebida de la época destilada a base de la Artemisia absinthium; donde la tujona, terpeno de esta bebida, desarrollaba en sus seguidores cuadros de excitación con convulsiones y daño progresivo cerebral. Esta bebida, se cree que estuvo involucrada directamente con su muerte.

Sin embargo, la xantopsia y el efecto corona plasmado en su último período (halos cromáticos que circundan los cuerpos), es más proclive de haber sido desencadenado por una intoxicación digitálica.

Y este dato toma una importancia que hasta puede redefinir la obra del artista, máxime cuando a fines del siglo XIX se usaban los preparados a base de Digitalis para el tratamiento de la epilepsia (que padecía por su adicción a la absintia).

O sea que su sello artístico fue en consecuencia, la expresión de un efecto tóxico inducido por una medicación destinada al tratamiento de otra intoxicación.

Medicamentos.... Algunos de ellos, por sus efectos indeseables, han modificado algunos pasajes de la historia y del arte.

                                             Prof.  Dr. Eduardo Scarlato.

 

Retrato por Henri de Toulouse-Lautrec en 1887 de Vincent van Gogh bebiendo una copa de ajenjo.
La muerte de Napoleón, representada por Max Gallo (1997).

 

BIBLIOGRAFIA.

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Keynes M. Did Napoleon die from arsenical poisoning? The Lancet. Vol 344 Jul 23, 1994 p 276.

Pelta Roberto. El veneno en la historia. Espasa Hoy ed. Madrid. 1997. P. 68

 

 

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