HISTORIA DE LA MEDICINA SEXUAL

* Prof. Dr. Edgardo Becher

** Dr. Hernán Nastaskin

Introducción

La habilidad para mantener una erección prolongada, es una característica desarrollada especialmente por el ser humano, de hecho en la mayoría de los animales el acto de la cópula es tan rápido que la necesidad de mantener una erección prolongada no es necesaria.

Otro hecho que diferencia al ser humano del resto de los seres vivos es la utilización de su sexualidad para la obtención de placer, lo que se distancia de la función reproductiva que poseen los seres del reino animal.

Se puede asumir que trastornos de la erección han sido un problema durante toda la historia de la evolución humana. Estrategias para tratar la impotencia son tan antiguas como el hombre mismo y han incluido pociones, ungüentos y rezos a diferentes dioses. El fin de la presente es examinar el impacto de la disfunción sexual a través de los años, las teorías desarrolladas sobre sus causas y tratamientos desde la antigüedad hasta nuestros tiempos.

En la antigüedad la agricultora, la cría de animales y la fertilidad humana estaban ligadas directamente con la fe religiosa.

Muchos dioses eran graficados con signos fálicos y los hombres impotentes se tornaban hacia los sacerdotes en busca de ayuda.

Los dioses eran la causa de la afección así como la posibilidad de cura.

De este modo el antiguo testamento describe casos de impotencia, designio de dioses debido a adulterio (El Génesis describe la impotencia de Abimelech debido a su relación con la esposa de Abraham).

 

Los antiguos griegos rezaban a afrodita que significa “surgida de la espuma del mar” ya que la mitología griega cuenta su nacimiento del mar de Chipre luego que Crono cortase los genitales de Urano ( su padre ), su sangre y semen cayeron al mar y comenzaron a generar espuma la cual se originó Afrodita. Sus poderes eran inmensos: protege a los esposos , fecunda los hogares y esta presente en los partos. También simboliza la pasión desenfrenada que destruye uniones legítimas e incita a los mortales a toda clase de vicios ( Es causante de la guerra de Troya según Homero en su Ilíada al presentarle a París a Helena de Troya y abrumarlo con el deseo de poseerla.  

                                                      (Fig 1)

La mitología griega cuenta además que Afrodita engendró a Priapos, nacido con un miembro viril desmesurado, este representaba de modo general la energía reproductiva de la naturaleza, la potencia fecundadora tanto del reino animal como del vegetal

(Fig 2)

Las enseñanzas de Hipócrates (400 a.C.) Prevalecieron como pensamiento médico hasta el renacimiento. Hipócrates concluyó que la erección era generada por el relleno del pene con el aire, el semen era además el líquido corporal más potente, y se sostenía que el exceso sexual podría ser causa de reducción de potencia sexual.

Hipócrates también creía que los testículos estaban conectados con el pene mediante finos cordones erectivos y que su daño (como sucedería en la castración) seria causa de disfunción sexual.

Durante el renacimiento las erróneas hipótesis de Hipócrates fueron refutadas por Leonardo Da Vinci, el observó que un hombre muerto por ahorcamiento desarrollaba una erección refleja y al producir la sección del pene de estos hombres encontró que estaban llenos de sangre y no de aire. Mas tarde en 1677 Reiner de Graaf demostró que la erección podía ser producida en un cadáver humano por la inyección de un fluido en la arteria iliaca interna. Finalmente en 1863 Eckhard demostró que la erección es un fenómeno neurovascular y que bajo estimulación eléctrica de los nervios “pélvicos”, se producía tumescencia del pene en los perros

El impacto de la impotencia a través de los años

A través de los años la impotencia ha influenciado a las sociedades en 2 maneras principales

La humillación ha sido siempre una forma de control social, y muchos hombres han sido ridiculizados y destruidos por la exposición publica de su impotencia, de hecho la iglesia medieval utilizó esta estrategia en el siglo XVI, con la formación de jurados eclesiásticos para determinar la impotencia de un hombre.

Mujeres acusadoras de sus maridos, y disputas de paternidad eran llevadas ante estos tribunales, el cuál demandaba al acusado probar en público su capacidad de erección y eyaculación.

Tan grande era el regocijo del público, que género temor entre los hombres, mientras que la iglesia se confería inmenso poder a través de estas humillaciones.

Fue allí que en respuesta de la lucha de poderes entre la iglesia y el estado que un alto tribunal de Paris abolió estos avergonzantes tribunales en 1677. 

 (Fig 3)

Sin embargo el problema de la disfunción sexual en una pareja y ciertos casos de determinación de paternidad siguieron existiendo. En 1896 la corte suprema de Illinois anuló un matrimonio debido a impotencia, y un médico fue citado para dar evidencia. Esto condujo a la aparición de un gran dilema médico: cuando una condición es difícil de probar se induce al médico a romper el código de confidencia profesional.

El tema de la humillación quedó expuesto nuevamente con el caso John Ruskin, el famoso escritor ingles del siglo XIX que debido a la “pública” disolución de su matrimonio, cayó en una depresión profunda, se alejo de la vida publica y vivió el resto de su vida en soledad.

Siglo XIX y XX:  comenzando a comprender y a buscar soluciones

Durante el siglo XIX se desarrollaron tres escuelas de pensamiento

La asociación entre el testículo, el comportamiento masculino, la potencia sexual y la fertilidad ha sido reconocida hace miles de años cuando tribus del Asia Menor castraban animales para su domesticación (400 a.C.)

La práctica en humanos se originó probablemente en Babilonia en el segundo milenio antes de cristo, como medida de lucha contra el adulterio, y durante toda la historia humana de castración ha sido utilizada con distintos fines.

Los primeros sacerdotes cristianos practicaron voluntariamente la castración para ayudar a mantener el celibato. Muchas civilizaciones castraban a los esclavos para suprimir rebeliones (imperio romano).

La castración de adolescentes pre-puberales y el fenotipo eunucoide logrado, fue utilizado también por el imperio romano para que estos hombres fueran los guardianes de los harenes debido a su dócil personalidad y contracepción asegurada. Esto hacia de ellos guardianes ideales y en el caso de transgresiones no resultarían en embarazos ilícitos

( Fig 4)

La castración debido a crímenes sexuales fue utilizada hasta hace muy poco tiempo en varios países europeos.

Si bien una castración puede preservar la potencia sexual, es conocido desde hace mucho tiempo el efecto controlador que posee debido a la perdida de la libido.

De este modo varios autores han tratado de utilizar estos órganos en la búsqueda de la cura de la impotencia.

En 1889 Brown-Sequard reportó estar rejuvenecido y curado de impotencia siguiendo la autoinyección de un extracto testicular de perro.

Sin embargo durante el siglo XIX y comienzos del siglo XX se realizaron estudios de índole experimental que llevaron a conclusiones erróneas. Por ejemplo Ancel y Bouin en 1904 observaron que la ligadura del conducto deferente producía atrofia de células espermatogénicas e hipertrofia de células de Leydig, lo que llevo a suponer su efecto beneficioso en la cura de la impotencia.

En 1917 estimulado por estos estudios un cirujano Austriaco practicó ligaduras deferenciales, primero en animales y luego en humanos.

Mas alarmantes fueron aún los experimentos llevados adelantes por Voronoff en Francia, quien transplantó directamente tejido testicular de mono hacia el testículo humano.

Los estudios científicos fueron logrando cierta razonabilidad y para 1934 Hammond publicó en el B.J. Urology la falta de relación observada entre la castración y la pérdida de la erección. Para este momento la castración estaba siendo realizada con el fin de mejorar los síntomas producidos por la hiperplasia prostática, aunque un gran porcentaje de pacientes mantenían erecciones.

En 1934 Lower Cloverly demostró mediante un modelo experimental en conejos, que el control de la función eréctil, prostática y testicular se encontraba regulado a nivel de la hipófisis.

Otro avance contemporáneo se logró con los estudios realizados por Butenandt y Ruzicka. El primero de ellos aisló por primera vez 15ng de androsterona y el segundo sintetizó testosterona a partir de colesterol, lo que les valió a ambos el premio Nóbel de química en 1939. Comenzó a partir de allí un a gran expansión industrial que ayudó a comprender de un mejor modo de que manera los agentes endocrinos actúan sobre la función sexual y endocrina.

La escuela orgánica vs. Psicológica

Durante fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, quedo establecido el debate entre psicólogos y urólogos. Sigmund Freud y sus seguidores explicaban mediante la disciplina del psicoanálisis que la impotencia era una regresión de conflictos irresueltos (complejo de Edipo). El consejo Freudiano de la época, era abstenerse por largos periodos, incluso la masturbación fue culpada, y distintos artefactos antimasturbatorios fueron diseñados.

En 1934 un grupo de psiquiatras Neoyorquinos le declaró “la guerra” a los urólogos de la época, a quienes acusaban de charlatanería por defender sus prácticas mediante descripciones elaboradas de patologías observadas. Las publicaciones de Thomas Curling´s en 1878 relacionaron la impotencia con varias patologías identificables, en particular con las enfermedades venéreas, además este autor fue posiblemente el primero en relacionar la diabetes y la enfermedad de Peyronie con la disfunción sexual masculina.

En 1936 Max Hohner definió un modelo de irritación prostática crónica causada por inflamación a nivel del veru-montanum. El resultado de esta inflamación era un deseo sexual constante que estimulaba a tener frecuentes relaciones o masturbación excesiva, lo cual repercutía en la desencibilización de un supuesto centro de la erección. Esta teoría llevo a muchos urólogos de la época, ha realizar cauterizaciones en la uretra posterior como practica urológica habitual.

Lentamente fueron desarrollándose distintos tipos de tratamientos con resultados desilusionadores. Afrodisíacos, ligaduras venosas, injertos testiculares, desensibilización eléctrica del pene y la uretra conformaban el espectro de tratamientos utilizados.

El periodo post-guerra

Al finalizar la segunda guerra mundial muchos pilotos y soldados perdieron sus genitales debido a quemaduras o explosiones debido a minas terrestres. Este periodo estuvo signado por el desarrollo de la cirugía peneana reconstructiva.

En 1948 Bergman reconstruyó un pene sobre un autoinjerto de cartílago. Este hito abrió el camino a la cirugía de implante, y fue en 1964 cuando Loeffler reportó por primera vez la inserción de dos varillas de acrílico dentro del pene para el tratamiento de la impotencia. Subsecuentemente se desarrollaron numerosas y cada vez más sofisticadas prótesis, que son actualmente de uso común.

El periodo de la postguerra también trajo un cambio de actitud frente a la disfunción sexual masculina. La publicación de kinsey en 1948 identificó la verdadera incidencia de la enfermedad y lentamente la misma dejo de ser tabú, para comenzar su libre discusión durante tanto tiempo reprimida. Los cambios de actitud fueron lentos graduales y una mayor apertura hizo que cada vez mas hombres puedan afrontar la situación y solicitar ayuda a sus médicos.

Durante los años ´60 y ´70 aparecieron verdaderos precursores como Masters, Johnson y Helen Kaplan, quienes fueron los pioneros de las “nuevas terapias sexuales”.

En 1982 Virag y Brindley introdujeron los agentes intracavernosos como la papaverina y la fentolamina, que dieron un giro rotundo en el tratamiento de la disfunción sexual, solamente opacados por el descubrimiento más reciente de los inhibidores de la fosfodiesterasa tipo 5, que ha posibilitado la utilización de agentes erectógenos orales. La introducción del clorhidrato de sildenafil ha revolucionado el tratamiento de la disfunción eréctil y su masiva difusión en los medios de comunicación ha causado un efecto enorme en la concientización de la salud sexual, lo que ha merecido ser catalogado como la “segunda revolución sexual”

Un gran progreso se ha logrado desde los rezos a la diosa afrodita hasta nuestros días. Muchas causas de disfunción eréctil han sido identificadas, y las patologías subyacentes definidas. Mas aún, las actitudes para con la enfermedad han cambiado rotundamente, y cada vez más estas patologías han dejado de ser tabú, para convertirse en una condición aceptada como tal y factible de ser remediada.

* Dr. Edgardo Becher: Profesor Adjunto de Urología de la Facultad de Medicina de la UBA. Jefe de la Sección de Disfunciones Sexuales de la División Urología del Hospital de Clínicas José de San Martín. Ex Presidente de la Sociedad Latinoamericana de Impotencia.

** Hernán Nastakin: Especialista en Urología, médico asistente de la Sección Andrología de la División Urología del Hospital de Clínicas José de San Martín